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En negro contra la violencia, una experiencia social transmedia
19 Enero 2018

Vivimos en una sociedad interconectada aunque, paradójicamente, cada día más solitaria. Nuestro rol ante los medios ha cambiado, ya no somos sólo consumidores sino prosumers (consumidores y productores al mismo tiempo), y nos movemos, o fluimos, buscamos nodos para saltar de concepto a concepto, entremezclando cualquier morfología: documentos, archivos, gráficos, iconos, sonidos y audiovisuales; todo lo enlazamos construyendo un nuevo mundo o hipermedia. Somos, como definió Zygmunt Bauman en su libro Modernidad Liquida (2002), ‘una sociedad líquida’.

Según el filósofo, una de las características que define a la sociedad actual es el individualismo, responsable de marcar nuestras relaciones y hacerlas precarias, transitorias y volátiles, hemos pasado de la sociedad ‘sólida’ –estable y repetitiva– a una sociedad líquida que se desplaza con facilidad. Bauman ejemplifica con esta metáfora la identidad social que se adapta a la transformación que ha sufrido la producción industrial fordista para convertirse en el sistema actual, donde prima la desregulación, la flexibilización y la liberalización de los mercados. Para sobrevivir a este desafío, en donde todo se mueve y se desplaza, necesitamos encontrar grupos que nos arropen, una comunidad que nos procure una cierta seguridad, además de cubrir la necesidad de pertenencia, y de diferencia, a otras comunidades, aunque al mismo tiempo, estás redes, como sabemos, nos restan libertad. En este contexto, surgen, las narrativas transmedias que en un principio se relacionaban casi exclusivamente con las franquicias cinematográficas, de ficción, pero que en este momento se están utilizando en diferentes ámbitos.

 

Narrativas Transmedia (NT)

La primera vez que se habló de «transmedia» fue en los años noventa, Marsha Kinder defendía que «la intertextualidad transmedia trabaja para posicionar a los consumidores como poderosos actores que rechazan la manipulación comercial». Una idea que no se desarrolló hasta una década más tarde, cuándo Henry Jenkins escribió el artículo Convergence? I diverge (2001) donde desarrolló el concepto de transmedia storytelling, «un modelo narrativo construido a partir de contenidos distintos en plataformas diferentes aunque relacionadas entre si». A partir de ese momento, el concepto se ha ido perfilando y concretando en su significado, aunque existen diferentes opiniones a la hora de definir un proyecto transmedia, todas están de acuerdo en que se trata de una expansión narrativa a través de varios medios y donde es imprescindible la colaboración del público en ese proceso expansivo. Esta última característica es, básicamente, la que la diferencia de otros conceptos con los que a veces se confunden, como cross-media o multiplataforma, producciones integradas que discurren por varios medios, o soportes, pero que no contemplan la interactividad con el público

Como decía, las NT se han desarrollado especialmente en el mundo de la ficción, pero actualmente están adquiriendo relevancia en otros campos como son, el periodismo, la publicidad, la política, el arte y sobre todo en el género documental que ve las NT como una herramienta muy útil tanto para alcanzar una mayor exploración, como a la hora de ofrecer entretenimiento con una lectura no lineal.

Aunque al hablar de NT no podemos entrar a categorizar de forma genérica según las clases establecidas tradicionalmente, puesto que las NT tienden a ser híbridos; pueden ser ficción, documental, juego, publicidad, o todo a la vez. Tampoco son lineales (no empiezan en un punto y terminan en otro ya decidido de antemano por la persona, o personas, que lo crean) las NT abren puertas que no sabes a donde pueden llevarte, e incluso tienden a no cerrarse. En el caso de En negro contra as violencias, podemos hablar de un híbrido entre publicidad y activismo social que se generó a partir de una campaña de sensibilización social contra las violencias machistas, hace dos años, en Santiago de Compostela.

 

En negro contra as violencias

Según un reciente informe de la ONU la violencia de género se han convertido en la principal causa de muerte de las mujeres, de entre 15 y 44 años, en el mundo, y algunos estudios demuestran que hasta el 70 por ciento de las mujeres han experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida[1]. Sólo en España, en los últimos quince años, fueron asesinadas cerca de 800 mujeres y en lo que va de año ya se han confirmado 46 casos[2]. En respuesta a esta realidad, surge, en el 2015, en Santiago, Compostela en Negro. Una iniciativa local que consistió en invitar a los comercios a que cubrieran de negro los escaparates de la ciudad, ese año se implicaron cerca de 300 establecimientos comerciales, además de varias instituciones. Dada la repercusión mediática y ciudadana que tuvo la iniciativa, surgió la necesidad de expandirla, sumándose en el 2016 quince ayuntamientos gallegos más. Así nace el proyecto En negro contra as violencias, con la implicación de cerca de tres mil establecimientos y agentes sociales, y muchísimas más personas que se involucraron en una acción que como bola de nieve siguió creciendo y este año llevó a 75 ayuntamientos a cubrir de negro los escaparates y las ventanas de las casas.

Esta acción se ha expandido por diferentes plataformas, –tanto online, como offline– y ha sido posible, entre otros factores, porque los materiales diseñados se pueden descargar desde la web, lo que permite a la ciudadanía hace suya la campaña, aumentando y expandiendo los contenidos. Aunque por supuesto, no todo fluye de forma espontánea y es necesaria la labor de muchas personas implicadas en la coordinación, organización, producción y distribución de los diferentes materiales. La clave está en que, a diferencia de una campañas clásicas, promueve la participación y genera nuevos contenidos que retroalimentan, a su vez, la acción.

El punto fuerte del proyecto, y donde las narrativas se expanden de forma más espontánea, siguen siendo los establecimientos comerciales. Se les pide que cubran de negro los escaparates y que utilicen algún elemento de la campaña, para lo cual se ha diseñado material específico; a partir de ahí, crean sus propios relatos. Pero además de estos locales, y como en casi todas las NT, uno de los ámbitos donde más acciones se generan es en el entorno educativo. Conciente de ello, se diseño un juego de roles, en donde por medio de caretas y ‘bocadillos’ se propone cuestionar el discurso hegemónico y localizar los micromachismos instalados entre las prácticas cotidianas. En eso mismo incide el spot ‘E tí que farias?’, un experimento social que quiere hacer pensar sobre el papel que todas las personas tenemos que asumir ante el acoso que en cualquier momento puede surgir a nuestro alrededor, en él nos preguntamos ¿cómo responder socialmente –e individualmente– a las violencias machistas?.

La campaña, aunque comenzó el 15 de noviembre con la firma del protocolo, en Santiago de Compostela, de los setenta y cinco ayuntamientos adheridos, se concentró entre el 23 y el 26 de noviembre, organizándose cientos de actividades y una acción conjunta, el viernes 24 a las 12:30 h, se leyó un manifiesto en todos los ayuntamientos que participaron.

De cara al futuro, el proyecto pretende ir más allá y tejer redes entre los ayuntamientos, como instituciones cercanas a la ciudadanía, e impulsar que está acción se constituya en plataforma permanente. Esta propuesta se ha comenzado a formular en la reunión mantenida en Bruselas, en donde una representación de En negro contra la violencia presentó la acción a la comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género (FEMM) del Parlamento Europeo.

 

Conclusiones

Actualmente, la convergencia de medios permite a la ciudadanía convertirse en participantes activos de los contenidos que se difunden. Relatos y acciones que no se basan, al igual que en este proyecto, simplemente en las redes sociales, sino que combinan, de forma eficaz, el contacto físico, real, con el virtual, tanto utilizando internet como herramienta de conexión, coordinación y difusión, como por medio de talleres o acciones en la calle, valiéndose del contacto personal para conseguir una mayor repercusión y cohesión. Así mismo percibimos la importancia de implicar al ámbito educativo por su significación como transmisor de conocimiento y por su facilidad en utilizar herramientas, como el vídeo y la fotografía, que ayudan a la expansión de contenidos.

Por último, constatar que ante un problema tan grave como es la violencia machista, la gente tiene algo que decir y quiere ser escuchada, por lo que las NT se muestran como una herramienta facilitadora para el debate y la denuncia, en donde la ciudadanía adquiere información y empoderamiento. En consecuencia, podemos decir que las NT son un mecanismo eficaz para el activismo y pueden contribuir al cambio social. La cocreación y la participación permite darle forma a un imaginario social que pueda enfrentarse al discurso hegemónico.

 

[1] ONU Mujere. Hechos y cifras

[2] Datos recogidos en feminicidio.net 

Artículo publicado en la revista Tempos Novos, 248

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